Personajes Alfonso Diez |
Se puede creer o no en la existencia de Jesucristo, pero igual se
festeja la Navidad. Era una fiesta religiosa solamente, ya no lo es. El
ambiente de celebración es el común denominador en todos los hogares. La
palabra navidad significa nacimiento y decir hoy ¡Feliz Navidad! es sinónimo de
desear felicidad y lo mejor para el futuro. Comenzó, entre los católicos como
una manifestación de alegría por el nacimiento de Jesucristo, aunque para los
primeros cristianos, celebrar el natalicio de alguien, inclusive el de un rey,
era considerado un acto de egolatría.
Los tiempos cambian y en
los 300 años que siguieron a la fecha que los evangelios marcan como la muerte
de Cristo, muchas costumbres cayeron en desuso o se modificaron, por lo que en el año 354 N.E. el obispo de
Roma, Liberio, ordenó al pueblo cristiano que celebrara el 25 de diciembre como
el aniversario del nacimiento de Jesús. Ese
día coincide con las festividades Saturnales y el cumpleaños de Mitra, Dios del
Sol de origen babilónico, llamado "Dios de la Luz".
Antes del surgimiento del cristianismo, los últimos días de diciembre
eran los que el emperador romano Aurelio había consagrado, en el año 274
A.N.E., al "Natalis Solis Invicti" o "Cumpleaños del Sol", y se celebraba justamente el 25 de
diciembre. Las fiestas romanas daban inicio el 17 de diciembre y culminaban
con la fiesta del "Nacimiento del Sol", el 25. Las Saturnales
festejaban el solsticio de invierno, cuando los días empiezan a alargarse y el
sol retorna a los ciclos septentrionales, en honor de Saturno, Dios de la Agricultura. La costumbre era hacer
grandes banquetes, beber el mejor vino, bailar e intercambiar regalos.
Durante los siglos XVI y XVII, en Inglaterra, proscribieron las
festividades navideñas por considerarlas paganas. Sus 13 colonias en América
declararon también falso el origen cristiano de tales fiestas.
Un anuncio colocado en una calle de la bahía de Massachusetts, en el año
de 1660, decía: "Dado que se
considera sacrílego celebrar la Navidad, por la presente queda prohibido el
intercambio de regalos y felicitaciones, vestirse en ropa fina, banquetear, y
otras prácticas parecidas, por lo que el ofensor quedará sujeto a una multa de
cinco chelines".
No existe ningún dato o vestigio arqueológico que permita confirmar el
25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesucristo. Ni siquiera en la
Biblia se hace alguna mención al respecto.
Se cree que celebrar el aniversario de su nacimiento coincidiendo con
las Saturnales tuvo como fin atraer a los paganos que adoraban a otras deidades
en estas fechas y a los cristianos recién convertidos que se habían separado
del culto politeísta, pero que todavía mezclaban sus antiguas creencias con la
fe cristiana. Utilizar esos días para el festejo cristiano ayudaría a que los
nuevos fieles fueran olvidando poco a poco su antigua religión.
Navidad actual
Con el paso del tiempo, las fiestas Saturnales cambiaron para
convertirse en las famosas "posadas", que rememoran la huida de la
Sagrada Familia de las manos del rey Herodes, que había mandado matar a todos
los niños menores de dos años.
En la celebración tradicional de las posadas se preparan canastillas
rellenas de piñones, avellanas, cacahuates y otras frutas secas a las que se
les agrega un dulce que se conoce como "colación". Es costumbre que
en el patio de la casa, en la que se está celebrando la fiesta, se cuelguen
ollas adornadas llamadas tradicionalmente “piñatas”. La palabra viene del
italiano "pignatta", aunque el origen se remonta a España donde
significa simplemente olla o cántaro.
La piñata se considera una costumbre española de más de siglo y medio de
existencia. En España se cuelga una olla llena de dulces el primer domingo de
Cuaresma y los invitados, en su mayoría adultos, tratan de romperla a
bastonazos con los ojos vendados, lo que ha dado origen a una danza llamada
precisamente "De la Piñata". El canto de la Letanía, el ponche y las
velitas encendidas complementan
esta tradición.
Una costumbre más antigua es el Nacimiento o Belén, como se le llama en
España a la representación del nacimiento de Jesucristo, antiguamente hecho con
figurillas de barro y cera. En México se coloca el 16 de diciembre y se retira
el 2 de febrero, en la ceremonia de "El Levantamiento del Niño", el
mismo día de la Candelaria que es, según la tradición religiosa, el día de la
Purificación de María, después de la cuarentena de su parto, y la presentación
del Niño Jesús en el templo.
El Nacimiento o Belén, en su representación clásica, comenzó en el año
1216. San Francisco de Asís escenificaba el nacimiento de Cristo con personas y
animales reales, en un refugio que los padres Benedictinos de Subiaco le habían
concedido en la Basílica de Santa María de los Ángeles, municipio de Asís, al
que San Francisco le llamó "Porciúncula", que quiere decir
"pequeña porción de tierra”. En ese lugar comenzó el movimiento
franciscano.
El Árbol de Navidad y Santa Claus
El pino adornado con esferas, figuras de cristal y papel brillante de colores se remonta
a tiempos de los Vikingos, de los que se dice tenían por costumbre, al
finalizar el año, colgar en los elevados pinos de las regiones nórdicas los
objetos que más deseaban, rogándole a sus dioses se los concediesen en
abundancia, para lo cual colocaban alimentos, pieles y ropas en los grandes árboles a manera de muestra.
Pero como eran un pueblo guerrero, entre los objetos pedidos figuraban
cascos y espadas que, al reflejar la luz de la luna en la noche, daban al
bosque un aspecto luminoso que se pretendió imitar con el árbol de Navidad que
conocemos ahora.
El primer árbol de Navidad provino de Estrasburgo, Alemania, en el año de 1531. En América se hizo popular
en Canadá y parte de los Estados Unidos, y el primer árbol con luces eléctricas apareció en 1882 en la ciudad de
Nueva York, en la casa de Edward Johnson, socio de Tomás Alva Edison, el
inventor de la bombilla eléctrica.
El nombre de Santa Claus,
proviene del santo patrono de los holandeses inmigrantes que fundaron Nueva
Ámsterdam, hoy Nueva York, llamado Sinterklaas. Washington Irving escribió en 1809 “Historia de Nueva York”, en la que
deformó el nombre del santo holandés y nació Santa Claus. Más tarde el poeta Clement
Clarke Moore, en 1823, publicó un poema basado en lo escrito por Irving en el que tomó
forma Santa Claus. Se le identifica con San Nicolás
de Bari, obispo de Mira, quien nació en Patara, ciudad del Asia menor de la
actual Turquía. De acuerdo con la Hagiografía, San Nicolás de Bari salió una
noche de Navidad de paseo por la calle y al pasar por una casa muy humilde vio
desde la ventana que los que la habitaban no tenían ni para cenar. Conmovido
por la miseria de esa pobre familia, esperó a que sus moradores se fueran a
dormir e introdujo comida y juguetes para los niños, y San Nicolás, al ver la
felicidad que había traído a esos humildes aldeanos continuó con su práctica
año tras año con ésta y otras familias pobres.
Es difícil hacer un juicio de lo que la fiesta de Navidad debe ser hoy
en día, porque si bien es cierto que su celebración entre cristianos tiene un
motivo religioso, en Japón por ejemplo, país eminentemente budista y sintoísta, se dan regalos y tarjetas
de Navidad como lo hacen muchos pueblos de occidente, y no precisamente por
motivos religiosos.
La cena durante la noche de Navidad, en México y otros países, es la más
importante del año para mantener a la familia reunida, sea o no católica. Se
intercambian regalos y se desea felicidad, éxito y prosperidad. El pavo y la
pierna de cerdo son los preferidos para la mesa, igual que en la cena en la que
se festeja el inicio del Año Nuevo.
Termina la celebración en la madrugada del siguiente día y muchos llegan al hogar con el genuino espíritu navideño de hacer más por su familia, de mejorar en el trabajo, de enriquecer sus relaciones amistosas. Hay quienes quieren crecer y enmendar errores, pero hay otros que no intentan el cambio. Para estos se hizo la etiqueta de “genio y figura hasta la sepultura”, que lo mejor sería no emular. Al contrario, la ocasión es ideal para corregir errores, reflexionar, cambiar, superarse; dejar atrás lo malo, lo que nos ha dañado, incluidos, desde luego y antes que nada, los aspectos negativos de nuestra personalidad. Es difícil, pero se puede.
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